El sábado, 04 de mayo, a las 8:30 de la mañana, según lo programado, se dio inicio de manera oficial a la Escuela de Ministerios conferidos a los laicos, en el arciprestazgo San Ambrosio, correspondiente a la zona norte de la Diócesis de Barcelona.
Se dieron cita los candidatos a Ministros Extraordinarios enviados por sus respectivos párrocos, y algunos de los párrocos. La misa fue presidida por Jesucristo, quien es la víctima, el sacerdote, la ofrenda, el sacrificio y el altar, a través de la ministerialidad de la Iglesia en la persona del padre Luis Mota, arcipreste, y con-celebrada por los sacerdotes, Carlos Quintero, Anibal Bello, Geomar Gómez y Daniel Albarrán, y el diácono Bompart.
Terminada la misa se procedió a leer, en líneas generales, las directrices de la Conferencia Espiscopal Venezolana sobre los "ministerios conferidos a los laicos", y que estaban presentados en el tríptico de la MCL de la Diócesis de Barcelona.
Pbros. Luis Mota, arcipreste, y con-celebrada por los
sacerdotes, Carlos Quintero, Anibal Bello, Geomar Gómez y Daniel Albarrán, y el diácono Bompart.
El Pbro. Luis Mota, arcipreste, en el momento de la homilía. Resaltó que Dios llama, a través del ministerio de la Iglesia.
¿Cómo sé yo, si Dios me llama para eso? -- dijo.
Ahí comienza el llamado....en esa inquietud.
Y, en su momento, leyó el mensaje enviado por el señor Obispo a todas las sedes de la MCL de la Diócesis de Barcelona, que en esos mismos momentos deberían estar en la misma actividad, presididas litúrgicamente, por sus respectivos arciprestes, y acompañados por sus sacerdotes integrantes, con su director de la MCL.
_______________________________
MENSAJE DEL SEÑOR OBISPO,
MONS. JORGE A. QUINTERIO
DIOCESIS DE BARCELONA
"Summa Dei Voluntatae"
Mensaje en la Apertura de la Escuela de Ministerios
Salud y Bendiciones en Jesús Resucitado.
Hermanos Diocesano de Barcelona, en este día 04 de mayo de 2019, retomamos nuestra formación permanente como fieles Enamorados de Cristo con la Escuela de Ministerios conferidos a Laicos. Es un día lleno de bendiciones y esperanzas para nuestra Iglesia Diocesana, pues, es Dios quien llama. Es el Señor quien nos invita a trabajar en su viña, y es el Espíritu Santo quien nos faculta a todos con los diversos dones y ministerios para construir la Iglesia, Cuerpo de Cristo.
Este llamado es para todos los seguidores de Cristo. Nos enseña el Concilio Vaticano II, en la Lumen Gentium, número 40: “que todos los fieles, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, que es una forma de santidad que promueve, aun en la sociedad terrena, un nivel de vida más humano”.
Todos los bautizados somos llamados a trabajar para la transformación del mundo. La mayoría lo hace trabajando según su profesión y oficio; algunos lo hacemos trabajando en la Iglesia en la edificación de la comunión eclesial.
Este trabajo en la Iglesia es una jornada de discipulado, que debe ser alentado y animado por todos, sacerdotes y laicos. Ustedes apreciados laicos tienen su papel activo en la vida y en la acción de la Iglesia, al participar del oficio de Cristo sacerdote, profeta y rey. Su acción dentro de las comunidades de la Iglesia es tan necesaria que sin ella nuestro apostolado muchas veces no puede conseguir plenamente su efecto.
Hoy, en cada una de nuestras parroquias, en las instituciones y en los organismos diocesanos, el laicado sirve en diversos ministerios, oficios y funciones que tienen su fundamento sacramental en el Bautismo y la Confirmación, y para muchos de Ustedes en el Sacramento del Matrimonio. Ustedes cooperan generosa y ampliamente con sus párrocos en el servicio de la comunidad eclesial, especialmente en donde no puede llegar diariamente el sacerdote. Ésta es una señal del movimiento del Espíritu Santo en las vidas de cada uno de ustedes. Estamos muy agradecidos con todos los que asumen diversas funciones en el ministerio de la Iglesia. Muchos lo hacen en forma voluntaria y limitada: por ejemplo, los ministros extraordinarios para distribuir la Sagrada Comunión, los lectores, los miembros del coro, los catequistas, los miembros del consejo pastoral, los visitantes de los enfermos y necesitados, la pastoral juvenil, el ministerio de caridad y justicia. Decía San Juan Pablo II en “Novo Millennio Ineunte (NMI), núm. 46: La unidad de la Iglesia no es uniformidad, sino integración orgánica de las legítimas diversidades. Es la realidad de muchos miembros unidos en un solo cuerpo, el único Cuerpo de Cristo (Cf. 1 Co 12,12).
Apreciados hermanos: Es necesario en el hoy de nuestras vidas, tomar conciencia de la propia responsabilidad activa en la vida y misión evangelizadora de la Iglesia. Junto con el Ministerio Ordenado, que debemos cuidar, animar y servir, florecen otros Ministerios, instituidos, para el bien de toda la comunidad, atendiéndola en sus múltiples necesidades, como expresión de la evangelización. Nuestra Escuela nos preparará como celebrador de la Palabra, ministros de exequias, y ministros extraordinarios para distribuir la Sagrada Comunión.
Es necesario que tengamos en cuenta que la colaboración de ustedes laicos con los ministros ordenados no puede entenderse como una sustitución del ministerio ordenado, ni tampoco como un asistente colaborador del altar. Sus funciones de colaboración requieren un nivel especial de competencia y presencia profesional en la comunidad, especialmente con los más alejados. Su servicio a menudo supone coordinar y dirigir a otros miembros de la comunidad. Por este motivo, sus funciones exigen preparación académica, certificaciones, y una formación que integre la dimensión personal, espiritual, intelectual y pastoral.
Hoy iniciamos este trabajo de Escuela de Ministros eclesiales para el bien de toda la Diócesis. Mi gratitud para con la Comisión de Laicos, para cada uno de los señores párrocos, para todos Ustedes, sus familias y sus comunidades; su servicio es único y necesario para la vida y el crecimiento de la Iglesia; con San Pablo los llamo “colaboradores míos en Cristo Jesús” (Rom 16:3-16).
Apreciados Hermanos, con palabras del Papa Francisco en la Carta a los Jóvenes, los invito a dar testimonio del Evangelio en todas partes. San Alberto Hurtado decía que ser apóstoles no significa llevar una insignia en el ojal de la chaqueta; no significa hablar de la verdad, sino vivirla, encarnarse en ella, transformarse en Cristo. Ser apóstol no es llevar una antorcha en la mano, poseer la luz, sino ser la luz. El Evangelio más que una lección es un ejemplo”
Les pido que tengan muy presente que la evangelización no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, a los más lejanos, más indiferente, allí donde nos encontremos y con quien estemos… Así es como el Señor se va acercando a todos. Y a todos ustedes, los quiere como sus instrumentos para derramar luz y esperanza; Él quiere contar con su valentía, ardor y entusiasmo. Ustedes son el ahora de Dios, y la mejor manera de preparar un buen mañana es vivir bien el presente con entrega y generosidad. Gracias por ser como son, y dejar que Dios haga su obra en cada una de sus vidas.
Ponemos este caminar juntos en las manos de Nuestra Señora de la Candelaria. Madre, ayúdanos a ser testigos de la fe ardiente y generosa, de la comunión fraterna y del servicio solidario, de la justicia y del amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue a todos y brille la luz de tu Hijo.
Con mi bendición abundante para todos.
+Mons. Jorge Aníbal Quintero
Obispo de Barcelona
_______________________________________
El Pbro. Daniel Albarrán, director general de la MCL-Diócesis/MCL-San Ambrosio, resaltó, que:
De manera de anécdota, el director designado de la MCL-Diócesis y directror de la MCL-San Ambrosio, contó todas las peripecias vividas por el señor Obispo para la redacción y envío del mensaje que se iba a leer ese día. El día anterior se había ido la luz-eléctrica, y todo lo que implicó esa realidad, y los apuros pasados para poder hacer realidad el mensaje, hasta muy altas horas de la noche, más bien, de la madrugada.
La nueva etapa de la escuela de Ministerios Extraordinarios es una re-fundación de la antigua escuela del año 1997, cuando él mismo, el Pbro. Daniel Albarrán, fuera quien tuviera el encargo de Mons. César R. Ortega, de crear y fundar la escuela. Ahora, se trata de re-crear la escuela con las nuevas directrices de la Conferencia Episcopal Venezolana, habiendo una evolución en ideas enriquecidas por la experiencia.. Ahora se llama MCL, Ministerios conferidos a los laicos.
La nueva etapa de la escuela de Ministerios Extraordinarios es una re-fundación de la antigua escuela del año 1997, cuando él mismo, el Pbro. Daniel Albarrán, fuera quien tuviera el encargo de Mons. César R. Ortega, de crear y fundar la escuela. Ahora, se trata de re-crear la escuela con las nuevas directrices de la Conferencia Episcopal Venezolana, habiendo una evolución en ideas enriquecidas por la experiencia.. Ahora se llama MCL, Ministerios conferidos a los laicos.
Parte nuevas en esa evolución:
- Ahora, se llama "Ministerios conferidos a los laicos" (MCL). Antes, "Ministerios Extraordinarios de la Eucaristía y/o de la Palabra" (SIGLAS: MCL,Directorio de la CEV aplicando las disposiciones del Concilio Plenario de Venezuela: ICM “3.2.3.3.)
- Ahora, cada arciprestazgo tiene su propio director, trabajando en conjunto y en equipo con el señor Obispo y con el director de la MCL de la Diócesis, y en estrecha conexión con la Conferencia Episcopal Venezolana, en su directorio general sobre el particular. Así se respeta cada realidad "sui generis" de cada zona pastoral.
- Ahora, en el caso de la Diócesis de Barcelona, está distribuido en tres niveles, siendo los tres indispensables y condicionantes para el conferimiento de la facultad del servicio laical (Párrafos 7; 19-22; 30-33 del directorio de la CEV).
- Ahora, aparece expreso el recordatorio que dicho servicio puede ser suspendido, según las circunstancias, en pleno derecho canónico del señor Obispo (párrafos 63 y 64 del directorio de la CEV)
- Ahora, el que no apruebe los tres niveles, puede pasar a la condición de "auxiliar o acompañante" del Ministro Extraordinario, sobre todo, en la tarea de llevar la Comunión a los enfermos (Párrafos-41-52 del directorio de la CEV. (excepto los numerales 11 y 12 que son añadidos por el Obispo diocesano, en sus facultades del Derecho Canónico, según el párrafos 10 y 11 del mismo directorio de la CEV).
- Es condición necesaria que sepa leer bien, en publico, pues, cuando ejerza el servicio tendrá que leer la Palabra de Dios, sobre todo, cuando lleve la Comunión a los enfermos, en el servicio pastoral de la familia; o, cuando le corresponda la celebración de la Palabra.
- Sólo será Ministro Extraordinario, quien haya aprobado los tres niveles.
- Siguen vigentes los instituidos con anterioridad, con todas sus concesiones en su servicio, con el condicionamiento y obligatoriedad, que tienen que asistir a la formación de la MCL, como actualización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario