UN CUENTO DE TIEMPO
P. Daniel Albarrán
Érase una vez...
Se estaba en una jornada
de confesiones,
porque era Cuaresma.
Y, algunos sacerdotes
se turnaban de parroquia en parroquia
para escuchar las confesiones
de los distintos parroquianos.
-- ¿ Por qué, tal o cuál sacerdote, tarda taaaaanto en confesar a los penitentes ?
Preguntó una señora inquieta
de lo que veía.
-- ¿ Y, por qué, otro sacerdote dura menos...?
-- Es, que, hay que diferenciar
Confesión
de dirección espiritual.
La primera es ir a lo concreto.
Y, lo segundo es exponer alguna situación personal.
-- ¿ Pero, cuando la cola de los que se van a confesar es larga, se puede hacer dirección espiritual...?
-- No me parece que sea la ocasión...
dijo la misma señora
un tanto ansiosa de que la cola avanzara.
No dejaba de tener razón...
Y, colorín colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
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